Cuando
tenía 20 ó 22 años, se me ocurrió regalarle al por entonces mi novio, un gorro
para que estuviera calentito en las acampadas. Pero claro, yo no podía ir a la
tienda y comprar uno, tenía que tejerlo yo.
Compré
la lana, mis agujas rectas y, ¡a tejer se ha dicho!. Por supuesto, era el primero
que hacía y, menos mal que estaba mi madre para guiarme porque no tenía ni idea
de cómo podía hacerse un gorro. No era difícil, sólo había que menguar de vez
en cuando y, al final, coser ambos lados juntos y, ¡ya estaba el gorro hecho!.
El resultado
no fue muy bueno ya que, con el miedo a que le pudiera estar pequeño (porque tiene
una XL de casco), se me fue un poco la mano y salió un pelín grande. Sin embargo,
él, novio sufridor, se puso su gorro en todas las acampadas sin rechistar.
Unos
cuantos años después, concretamente este pasado, se me ha ocurrido hacer otro
gorro. Esta vez, para mi cuñado.
En esta
ocasión, he usado agujas circulares y, realmente, la construcción es igual,
pero tejido en redondo.
El resultado
ha sido infinitamente mejor y, mi entonces novio y mi marido ahora, no quería
quitarse el gorro el día que hizo de modelo para ver cómo quedaba. Así que creo
que tendré que tejer otro. Y mucho me temo que acompañado de otros dos tamaño
infantil.
Vas mejorando día a día, lo que dice tu padre es que lo llevas en los genes jajajaja
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