El
domingo por la tarde, que los niños estaban jugando en casa del vecino, por fin
me atreví a sacar la máquina de coser, guardadita como estaba ella en su caja
desde que hice la bolsa.
Como la
semana pasada había podido comprar una cremallera y tenía tela sobrante de la
bolsa, pues lo saqué todo, máquina, telas, caja de costura… todo lo
necesario para hacer... ¡un neceser!
En seguida
me puse a cortar la tela, la cuadré, la sobrehilé y, de pronto, me entraron los
nervios ¿sabría poner la cremallera?
Para practicar
con la máquina, pensé hacer otra cosa. Tenía unos cuadraditos ya cortados y me
dije, “pues voy a hacer un acerico, que no tengo”. ¡Y manos a la obra! Pero no
contaba con la dichosa canilla. ¡Otra vez se escapó el hilo! ¡y otra vez un
rato intentando ponerlo! Pero lo conseguí. Y al fin tengo mi acerico.
Como
ya me había envalentonado (y gracias a algún tutorial de internet), vi que el
pegar una cremallera no tiene más misterio que cambiar el pie de la máquina. Y este
es el resultado:
Y,
este fin de semana, empezaré algo más elaborado que ya os mostraré.
Fantástico!!!!! sigues así que lo haces muy bien.
ResponderEliminarGracias! Sera que tengo una buena maestra ;)
EliminarVas que vuelas, a este ritmo ya mismo te haces alguna prenda de vestir, animo que tu puedes y si dudas ya sabes Beaaaaaaaa SOS Besos
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