jueves, 26 de diciembre de 2013

Papá Noel (I)

Pues este año, otra vez, he tenido que echar una mano a Papá Noel con los regalos. Yo no sé este hombre, si no sabe tejer, por qué se empeña en regalar cosas tejidas.
El primer regalo que se le antojó fue una bufanda cerrada, sí, de esas que te metes por la cabeza y que no necesitas enrollar y se queda siempre en su sitio...
Me dijo que tenía que ser en color morado y de algodón, que de lana igual le daba demasiado calor a la afortunada que iba a recibirla. ¿Morada? No tuvo que decirme más, era para mi madre así, que sin dudarlo, ¡manos a la obra!
Como me avisó con tiempo no hubo ningún problema ni en encargar las madejas ni en hacerla, quedando lista hace más de dos meses. 
La verdad es que creo que le gustó, porque anoche ya la estaba luciendo por ahí. Este es el resultado:


Pero no creáis que esto acaba aquí... No se conformó con este único encargo... Desde luego que creo que este Papá Noel se está convirtiendo en un poquito cara dura... Pero eso será motivo de otro post. ¡Feliz Navidad!

jueves, 19 de diciembre de 2013

Calentadores

Ya advertí que el crochet no se me resistiría, y así ha sido.
Todo empezó cuando mi amiga Laura de La Tejetienda propuso hacer un cal. Eran unos calentadores, pero pequeñitos, para ponértelos con las botas y que asomen por encima. Desde el principio me encantó la idea, pero no terminaba de atreverme. Porque, ¿y si compraba la lana y al final no me salía? La solución fue rápida, como era un proyecto pequeño, decidí coger unos restos  de lana que tenía y, ¡manos a la aguja!
Por supuesto, no hubiera podido terminarlos sin la ayuda de Laura que me guiaba cuando me quedaba atascada. El resultado, juzgarlo vosotros:



martes, 10 de diciembre de 2013

Regalo Sorpresa (2ª parte)

Pues sí, algunas lo habéis adivinado. Era una devanadera.
Lo mejor de todo es que la sorprendida realmente se sorprendió, no se esperaba, ni por un momento, que nos hubiéramos metido en semejante berenjenal. Y conforme le íbamos explicando el proceso, más se iba sorprendiendo: primero compramos los listones, luego hicimos pruebas para ver cómo los uníamos para hacer el “fuelle”, luego había que buscar un pie que fuese lo suficientemente grande y estable para que aguantara las madejas… Pero lo más difícil con diferencia fue buscar la manera de unirlo todo al eje central (más de un sábado se levantó mi media naranja al ser de día para probar alguna idea que se le había ocurrido).
Al final ha salido lo que queríamos, dejando bien claro que sólo es un prototipo y que cualquier fallo que detecte, tiene que decírnoslo, porque esperamos que no sea el último (por supuesto, yo quiero el mío), y mi media naranja dice que acepta encargos. Por un módico precio puedes tener tu propia devanadera artesanal, sólo tienes que preguntar.
Os dejo unas fotos para que lo veáis.