Pues
llegó el momento de separar a los niños de habitación. Nos resistíamos porque
teníamos montado un despachito con todos los libros que nos habíamos leído
durante años, una mesa de estudio para trabajar y miles de cosas que no
sabíamos dónde poner… Pero cuando por las noches hay una guerra porque
uno quiere leer y el otro no lo deja porque quiere jugar, no te queda otra que
ponerte manos a la obra.
Teníamos
claro que había que utilizar los muebles que teníamos, nada de comprar muebles
nuevos. La litera se convertía en dos camas, la mesa gigante la dividiríamos
por la mitad y así cada uno tendría su propia mesa de estudio y, las estanterías, las repartiríamos entre las dos habitaciones.
El problema
es que las estanterías eran demasiado sobrias para las habitaciones infantiles,
¿qué podíamos hacer? ¿pintarlas de colores? No me convencía… así que se me
ocurrió que podíamos empapelarlas. Para la habitación de Víctor escogimos un
cómic de Spiderman y, para la de Pablo, mi media naranja, con todo el dolor de
su alma, se ha desprendido de sus comics de Conan.
El resultado
ha sido este:
Lo mejor,
¡que a los niños les encanta!
Una idea fantastica,te han quedao de lujo,felicidades
ResponderEliminarMuchas gracias!
ResponderEliminar